El ayuno


Hace 11 años tuve mi encuentro personal con Cristo y casi desde siempre supe que debía ayunar regularmente y lo hice. Lo hice muchas veces, casi una vez a la semana ayunaba medio día, y siempre que ayunaba, lo ofrecía por algo, un examen, una tarea, un problema personal, siempre era por algo. No puedo decir que nunca se cumplió lo que pedía pero sí puedo decir que muchas veces no tuve lo que le pedía a Dios en oración. Hace no mucho encontré este pasaje en Zacarías: 
Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: 
Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, 
¿habéis ayunado para mí?
 (Zec 7:5)
Entonces me quedó la pregunta en mi corazón, ¿para quién he ayunado yo? ¿para mí? ¿o para Dios? Teniendo esa pregunta en mente he estado durante meses poniéndole más atención a lo que dice la biblia acerca del ayuno y he encontrado cosas interesantes y hoy quiero compartir con ustedes lo que he encontrado hasta hoy. Yo pensé que la biblia no decía mucho acerca del ayuno, solamente que había que hacerlo y punto pero me he encontrado una riqueza impresionante y por eso solamente voy a abarcar una milésima de lo que hay en la biblia. Poco a poco, iré publicando lo que vaya encontrando. Espero que les guste tanto como a mi me ha gustado todo lo que he encontrado.
El libro de Jueces en el capítulo 20, habla de una historia impresionante y quiero compararla con lo que dijo Jesús sobre el ayuno en Mateo 17: 14-21, Marcos 9:14-29, y Lucas 9:37-43 (básicamente es la misma historia contada desde tres puntos de vista distintos.) Empezamos con la historia de los evangelios, vamos a empezar con Lucas, porque es la historia más simple:
Luk 9:37-43  Al día siguiente,  cuando descendieron del monte,  una gran multitud les salió al encuentro.  (38)  Y he aquí,  un hombre de la multitud clamó diciendo:  Maestro,  te ruego que veas a mi hijo,  pues es el único que tengo;  (39)  y sucede que un espíritu le toma,  y de repente da voces,  y le sacude con violencia,  y le hace echar espuma,  y estropeándole,  a duras penas se aparta de él.  (40)  Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera,  y no pudieron.  (41)  Respondiendo Jesús,  dijo:  ¡Oh generación incrédula y perversa!  ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros,  y os he de soportar?  Trae acá a tu hijo.  (42)  Y mientras se acercaba el muchacho,  el demonio le derribó y le sacudió con violencia;  pero Jesús reprendió al espíritu inmundo,  y sanó al muchacho,  y se lo devolvió a su padre.  (43)  Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.  Jesús anuncia otra vez su muerte
 Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía,  dijo a sus discípulos:
Lucas es el que cuenta lo común entre los tres relatos: un hombre se acerca a Jesús porque un espíritu tomaba posesión de su hijo y los discípulos de Cristo no habían podido echar fuera al espíritu, Jesucristo les dice: ¡Generación incrédula y perversa! Luego tenemos el relato de Mateo, que nos dice:
Mat 17:14-21  Cuando llegaron al gentío,  vino a él un hombre que se arrodilló delante de él,  diciendo:  (15)  Señor,  ten misericordia de mi hijo,  que es lunático,  y padece muchísimo;  porque muchas veces cae en el fuego,  y muchas en el agua.  (16)  Y lo he traído a tus discípulos,  pero no le han podido sanar.  (17)  Respondiendo Jesús,  dijo:  ¡Oh generación incrédula y perversa!  ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros?  ¿Hasta cuándo os he de soportar?  Traédmelo acá.  (18)  Y reprendió Jesús al demonio,  el cual salió del muchacho,  y éste quedó sano desde aquella hora.  (19)  Viniendo entonces los discípulos a Jesús,  aparte,  dijeron:  ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?  (20)  Jesús les dijo:  Por vuestra poca fe;  porque de cierto os digo,  que si tuviereis fe como un grano de mostaza,  diréis a este monte:  Pásate de aquí allá,  y se pasará;  y nada os será imposible.  (21)  Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Este pasaje nos aclara un poco más. Los discípulos, como nosotros, tenían la duda de por qué no habían podido sanarle. Dice Jesús, que no le pudieron sanar por su poca fe, y luego les dice que si tuvieran fe como un granito de mostaza esto es, aunque sea un poquito de fe, nada les sería imposible. Y después de todo esto, para cerrar con broche de oro, les dice: este género no sale sino con oración y ayuno. Creo que todos conocemos y reconocemos el poder de la oración pero, ¿el ayuno? Bueno, ahora vamos a ver qué nos dice Marcos, el más simple de los evangelistas, tiene mucho que contarnos acerca de este acontecimiento en particular:
Mar 9:14-29  Cuando llegó a donde estaban los discípulos,  vio una gran multitud alrededor de ellos,  y escribas que disputaban con ellos.  (15)  Y en seguida toda la gente,  viéndole,  se asombró,  y corriendo a él,  le saludaron.  (16)  El les preguntó:  ¿Qué disputáis con ellos?  (17)  Y respondiendo uno de la multitud,  dijo:  Maestro,  traje a ti mi hijo,  que tiene un espíritu mudo,  (18)  el cual,  dondequiera que le toma,  le sacude;  y echa espumarajos,  y cruje los dientes,  y se va secando;  y dije a tus discípulos que lo echasen fuera,  y no pudieron.  (19)  Y respondiendo él,  les dijo:  ¡Oh generación incrédula!  ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros?  ¿Hasta cuándo os he de soportar?  Traédmelo.  (20)  Y se lo trajeron;  y cuando el espíritu vio a Jesús,  sacudió con violencia al muchacho,  quien cayendo en tierra se revolcaba,  echando espumarajos.  (21)  Jesús preguntó al padre:  ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?  Y él dijo:  Desde niño.  (22)  Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua,  para matarle;  pero si puedes hacer algo,  ten misericordia de nosotros,  y ayúdanos.  (23)  Jesús le dijo:  Si puedes creer,  al que cree todo le es posible.  (24)  E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:  Creo;  ayuda mi incredulidad.  (25)  Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba,  reprendió al espíritu inmundo,  diciéndole:  Espíritu mudo y sordo,  yo te mando,  sal de él,  y no entres más en él.  (26)  Entonces el espíritu,  clamando y sacudiéndole con violencia,  salió;  y él quedó como muerto,  de modo que muchos decían:  Está muerto.  (27)  Pero Jesús,  tomándole de la mano,  le enderezó;  y se levantó.  (28)  Cuando él entró en casa,  sus discípulos le preguntaron aparte:  ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?  (29)  Y les dijo:  Este género con nada puede salir,  sino con oración y ayuno.
Marcos cuenta que los escribas estaban disputando con los discípulos porque no habían podido sacar el espíritu inmundo de aquel jóven. Y Marcos también confirma que Jesús dice generación incrédula. Y Marcos también confirma que este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. Pero Marcos también cuenta que Jesús le dijo al padre: Si puedes creer, al que cree todo le es posible, y el padre respondió: creo, ayuda mi incredulidad. Todos los evangelios y los milagros que Jesús hace van entorno a la fe. El padre del joven, creía, pero también tenía dudas. Todo esto tiene que ver con el ayuno y pronto entenderán por qué.
Ahora vamos a ver un pasaje del antiguo testamento, que está en Jueces, no lo vamos a ver todo pero vamos a ver la esencia del pasaje para entender un poco el ayuno. En el libro de Jueces, capítulo 20, cuentan una historia de los Israelitas. La historia cuenta que un levita fue con su concubina a Gabaa que es de los benjamitas (de la tribu de Benjamin) para pasar alli la noche y esto fue lo que pasó:
Jdg 20:5-6  Y levantándose contra mí los de Gabaa,  rodearon contra mí la casa por la noche,  con idea de matarme,  y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió.  (6)  Entonces tomando yo mi concubina,  la corté en pedazos,  y la envié por todo el territorio de la posesión de Israel,  por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel.
Y entonces todos los israelitas, dice que subieron contra los de Gabaa para eliminar la maldad en Israel y dice:
Jdg 20:11  Y se juntaron todos los hombres de Israel contra la ciudad,  ligados como un solo hombre.
Y dice que los israelitas le pidieron a los benjamitas que entregaran a la ciudad pero los benjamitas no quisieron y se juntaron con los de la ciudad de Gabaa para luchar contra los israelitas. 26,000 benjamitas sin 700 de Gabaa, osea 26,700 benjamitas contra 400,000 israelitas y lo que sucedió es que los benjamitas derribaron a 22,000 hombres de los hijos de Israel.
Jdg 20:21  Saliendo entonces de Gabaa los hijos de Benjamín,  derribaron por tierra aquel día veintidós mil hombres de los hijos de Israel.
Los números estaban a favor de los israelitas, sin embargo fueron derrotados. Al día siguiente volvieron a salir los israelitas contra los benjamitas y esta vez los benjamitas derrotaron a 18,000 israelitas:
Jdg 20:25  Y aquel segundo día,  saliendo Benjamín de Gabaa contra ellos,  derribaron por tierra otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel,  todos los cuales sacaban espada.
Entonces, después de esta derrota, los israelitas ayunaron y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz.
Jdg 20:26  Entonces subieron todos los hijos de Israel, todo el pueblo, y fueron a la casa de Dios. Lloraron, se sentaron allí en presencia de Jehová, ayunaron aquel día hasta la noche y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
Al día siguiente, los israelitas idearon un plan donde pusieron una emboscada a los benjamitas y dice que mataron 25,100 benjamitas:
Jdg 20:35  Jehová derrotó a Benjamín delante de Israel: aquel día mataron los hijos de Israel a veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada.
Aterrizando, qué tiene que ver una historia con la otra, pues mis conclusiones por el momento son: Que los israelitas estaban tratando de erradicar el mal en su pueblo y no podían porque estaban débiles espiritualmente, lo mismo que los discípulos cuando no pudieron sacar el espíritu inmundo del joven. Necesitamos ejercitarnos espiritualmente para poder erradicar el mal que hay en nuestro pueblo empezando con nosotros mismos. El ayuno nos acerca a Dios y podemos entender mejor su voluntad y obtenemos las fuerzas para derrotar a nuestros enemigos, para vencer nuestros miedos y para fortalecer nuestra fe. No es necesario una gran fe para poder decirle al monte que se mueva, pero sí es necesario ejercitar nuestra fe. 
Esta es mi invitación el día de hoy, que así como comemos y alimentamos nuestro cuerpo, alimentemos también nuestro espíritu y lo ejercitemos. Como dije al inicio esto es apenas lo primerito que he encontrado del ayuno y recordemos siempre, El ayuno es para Dios.

Los quiero mucho,

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